Un tratado de Naciones Unidas podría proteger el mar de la sobreexplotación
Durante los próximos dos años, representantes de los gobiernos de todo el mundo trabajaran para conseguir un acuerdo bajo los auspicios de las Naciones Unidas que proteja los océanos del mundo de la sobreexplotación.
Según los expertos, los mares y océanos que son considerados “alta mar”, y que ocupan la mitad de la superficie del planeta, son muy importantes por diversas razones: para comenzar, capturan el 90% de el calor extra y un 26% del dióxido de carbono que los humanos creamos con la quema de combustibles fósiles y otras actividades, protegiendo la vida terrestre de los peores impactos del cambio climático. Sin embargo, hasta ahora se ha hecho muy poco para proteger la biodiversidad y por gestionar adecuadamente los océanos, aunque es una de las cosas más importantes que habríamos de hacer para asegurar el futuro de nuestro planeta.
Según la definición, se entiende por “alta mar” las zonas de los océanos que son más allá de las zonas económicas exclusivas de los estados que, normalmente, son a 200 millas náuticas (370km) de las costas. Estas áreas ocupan una superficie equivalente a un 150% de todas las tierras emergidas del planeta y son el hábitat de un número de especies muy grande, pero todos los países tienen derecho a navegar, volar por encima de él hacer investigación científica y pescar, sin ninguna restricción. En 1982, las Naciones Unidas ya adoptaron la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del Mar. Cuando se empezó a aplicar, en 1994, se pudieron regular hasta cierto punto las explotaciones mineras en el fondo del mar y la expansión de la red de cables submarinos. Otros organismos internacionales, como la Comisión Internacional de las Ballenas, también se encargan de otros aspectos de la gestión de los mares, pero no hay ningún tratado global que proteja la biodiversidad ni limite la explotación de la alta mar.
Durante los próximos años, los investigadores temen que estas regiones se conviertan en una de las fuentes de minerales más importantes del mundo. El año pasado, por ejemplo, un grupo de científicos británicos encontraron grandes cantidades de un material muy raro y valioso, utilizado en la construcción de paneles solares, en una montaña submarina del océano Atlántico. No son los únicos, ya que muchas compañías se están fijando en las chimeneas hidrotermales, donde viven algunos organismos más raros del planeta. La vida a los océanos también está resultando cada vez más atractiva para las compañías farmacéuticas, que creen que las criaturas que viven podrían resultar útiles para la fabricación de medicamentos. De hecho, durante los últimos 30 años, 30 compañías han registrado el 84% de las patentes relacionadas con especies marinas. Referente a la pesca, pasa prácticamente lo mismo. Solo 10 países ricos, entre los cuales hay el estado español, se llevan aproximadamente el 70% de las capturas en alta mar. Diversos estudios que hacen servir datos por satélite muestran la magnitud de la pesca que tiene lugar en aguas internacionales, que incluyen la práctica de descargar la pesca en otros barcos para evitar que se los pueda controlar.
Un nuevo tratado como el que se está negociando tendría tres elementos básicos: permitir el establecimiento de áreas protegidas en aguas internacionales, como los países ya hacen a sus jurisdicciones; que se evaluaran los impactos de las diferentes actividades en los medios marinos para protegerlos de la sobreexplotación; y que los países más pobres también pudieran beneficiarse de los descubrimientos hecho gracias a los recursos marinos. De una manera más general, la protección de esta mitad de la superficie del planeta haría que se pudiera crear redes de santuarios marinos para proteger la biodiversidad, asegurar una fuente de alimento para miles de millones de personas y combatir de manera más eficiente el cambio climático.
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