El mar Mediterráneo: una sopa de plásticos
El proyecto de investigación Nixe3 ha hecho saber que habían aparecido dos focos de plástico cerca de la costa oeste de las Islas de Mallorca e Ibiza. Pero no es nada nuevo. La cuenca del mar Mediterráneo concentra entre el 21% y el 54% de todas las partículas de plástico que hay en el mundo, según el último estudio de plásticos en el Mediterráneo hecho por Greenpeace. El estudio explica que se encuentra un fragmento de plástico cada 4 metros cuadrados, cosa que hace que el Mediterráneo sea comparable a los grandes giros oceánicos (corrientes circulares que transportan los plásticos y los dejan en el centro, de donde ya no se mueven y crean “islas” gigantes de plástico), ya que es un mar cerrado y muy denso con un único punto de salida, el estrecho de Gibraltar, y esto conlleva una gran acumulación de plásticos en la cuenca.
A pesar de todo, no hemos de imaginar focos de plásticos concentrados como los que hay ahora en la costa de Ibiza y Mallorca. El investigador del proyecto, Luis F. Ruíz-Orejón, explica que son concentraciones esporádicas y que es toda la cuenca del Mediterráneo que parece una sopa de plásticos. “Se han encontrado acumulaciones de plásticos temporales. Las corrientes en el Mediterráneo son muy cambiantes durante todo el año. Si que podemos asegurar que hay un total de 147.000 partículas de plástico por quilómetro cuadrado”, dice Ruiz-Orejón. Hablamos de un mar con un total de 2.500.000 quilómetros cuadrados de superficie, es decir, que hay cerca de 400.000 millones de plásticos nadando por todo el Mediterráneo. Un 85% de estas partículas son microplásticos (plásticos de menos de 5 milímetros), de manera que son prácticamente imperceptibles para el ojo humano.
De nuestras manos a nuestro intestino
El instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) ha analizado y cuantificado los residuos generados por el turismo en las islas del Mediterráneo y concluye que los restos de plásticos y colillas de cigarros son el principal problema de las playas, que acumulan una mediana diaria de 250.000 restos de basura por quilómetro cuadrado en verano. Solo en Mallorca se encuentra una media de 400.000 restos diarios por quilómetro cuadrado en pleno verano.
¿Y qué pasa cuando estos plásticos llegan al mar? A pesar de que muchos de nosotros pensemos que de alguna manera acabaran desapareciendo, esto no es nada cierto. Los plásticos no se descomponen fácilmente, pueden tardar cientos de años en hacerlo. Mientras tanto, los rayos ultravioleta y las olas del mar se encargan de fragmentarlos, generando, de esta manera, microplásticos. Los microplásticos no hacen desaparecer el peligro, al contrario, porque son más difíciles de reconocer por un animal que no los plásticos grandes, y por tanto, hay más peligro que los confundan con comida.
Estos plásticos pueden tener consecuencias muy diversas. Por un lado, la fauna marina se enreda, de manera que reduce la movilidad y lesiona. Además, la ingesta de plásticos les puede causar lesiones físicas en el estomago y les hace tener sensación de saciedad, de manera que no ingieren nada más y acaban desnutridos. Tanto una cosa como la otra reducen la capacidad de supervivencia de la fauna marina. Lo vimos no hace mucho con la muerte de un cachalote en Murcia después de haber ingerido 29 quilos de plástico.
Por otro lado, comportan una contaminación química del planeta. Cuando se fabrican los plásticos, les añaden diversos químicos para proporcionarles durabilidad y flexibilidad. En la medida que el plástico se va fragmentando, quedan más partes expuestas al medio. Además, estos fragmentos actúan de esponja: cogen otros contaminantes del medio y crean unos tipos de píldoras con una concentración de químicos muy elevada, susceptibles de ser ingeridas por la fauna marina.
Alba García, responsable de la campaña de Plásticos en Greenpeace España, explica: “Imaginemos que una pequeña gamba ingiere un microplásticos y los químicos se quedan en su tejido, llega un pez más grande que se la come y, por tanto, el pez también ha ingerido el microplásticos. El caso es que la concentración de estos químicos va aumentando a medida que pasa de nivel en la cadena trófica y al final acaba llegando a nuestra comida”. García señala que aquí hay un riesgo, y es que estos químicos pueden generar problemas a todos los organismos, problemas que suelen ser reproductivos u hormonales, ya que se trata de diruptores endocrinos, los que intervienen en los procesos hormonales.
¿Cómo se combate?
Tanto el Gobierno de las Islas, como la Generalitat Valenciana y la Generalitat de Cataluña trabajan para paliar la situación. Los tres gobiernos quieren erradicar los plásticos de un solo uso, y en este sentido, están en contacto y trabajan juntos.
El Gobierno de las Islas, tal y como explica Sebastià Sansó, director general de Residuos, tramita un anteproyecto de ley en que se prohibirán todos los plásticos de un solo uso, se firmará un convenio con la hostelería para que no hagan servir plásticos innecesarios y en los grandes acontecimientos todos los envases habrán de ser retornables. La Generalitat de Cataluña también trabaja para modificar la ley de residuos actual para ir en la misma línea que el gobierno balear. El Consejo, por su lado, redacta un plan de gestión de residuos en que también se recogen medidas con el mismo objetivo. Sin embargo, tanto las Islas del Principado y las Islas, como el plan de gestión de residuos del País Valenciano, solo están en tramitación y aun no se han implantado.
Hace doce años que, además, en las Islas se organiza recogida de plástico flotante en la costa. “Tenemos embarcaciones que durante los 4 meses de verano hacen batidas por toda la costa balear, recogiendo residuos que hay en la parte superficial del mar”, explica Sansó.
El proyecto Nixe3 también ha hecho un seguido de estudios sociales en las Islas con diferentes agentes implicados en la cuestión. Ha hablado con grupos de investigadores y ONG, con las administraciones públicas, tanto locales como de las Islas, y con grandes empresas con sede en Mallorca. Con las conclusiones en la mano, Ruiz-Orejon explica: “Hay mucha falta de cooperación entre los diferentes agentes. Cada uno tiene una visión diferente y hay lagunas entre las diferentes visiones que se complementarían perfectamente si estos grupos tuvieran conversaciones en mesas redondas para encontrar una solución conjunta”.
Ruiz-Orejon también explica que entre el 40% y el 50% de los plásticos que se producen en Europa son de un solo uso y que hay muchos de innecesarios. “Al estado español se fomenta mucho el reciclaje pero no se trata de una solución total, solo es una solución parcial. Se habría de comenzar por la reducción, que acompañada de cooperación de todos los gestores es uno de los primeros pasos a hacer para afrontar el problema”, concluye.
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